jueves, 15 de septiembre de 2011

Elegía dentro de un baúl


Mañana, cuando me haga niño, me enviarán de vuelta para Asturias. En un vapor correo arribaré al Musel. Será mi regreso dentro de un baulito, con un poco de sitio al abrigo de mis cosas. Tapado con las alas disecadas de mi ángel guardián. En un lateral, la dirección del pueblo, casi como una dedicatoria, como las que se encuentran en las fotografías ocres o en los mapas viejos de los sueños entregados al cansancio y al olvido de quien los soñó.

Seré un niño taciturno, casi secreto, con ojos de viejo, invocado por las islas de la nostalgia, cartografiado por los espejos.

En ciertas ocasiones y a ciertas horas, en la penumbra del hórreo donde acabarán olvidándome, alguien, por curiosidad me sorprenderá para acompañar mi ausencia.  Con cuidado levantará la tapa y brotará un rumor de música de vitrolas; letras obsesivas, melodías envolviendo los objetos abandonados.

            “Que me entierren en La Habana, debajo de una palmera…”

… Mañana, cuando me haga niño, se cerrará el baúl para siempre, y yo en luz baja, para no manchar la monocromía eterna, me iré desandando para el Colón, rumbo al dejar de ser. Me llevaran de la mano, Fulanita, Pedro Harapos, Liborito, El “Bobo” de Abela, con sus flores y la banderita cubana. Todos los “muñequitos” en lento cortejo bajo el azul noche del Vedado.



(Del libro Asturias-Cuba "los que se quedaron")

1 comentario:

Anónimo dijo...

muy bueno yoli